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viernes, 27 de diciembre de 2013

confesiones de una ex monja

Desde este blog, quiero acercarme a la gente para contarles mi vida. Una vida con sus lados buenos, malos, amargos y sobre todo oscuros y también felices.

Nací en el seno de una familia de agricultores el año 1962 

Pero no voy a contar mi infancia, ya que fue normal y muy feliz. Desde aquí voy hacer mis confesiones que durante 30 años he vivido de monja contemplativa.

Después de tres años y seis meses de abandonar el convento de mala manera, es hora de sincerarme conmigo misma y con quienes lean estás líneas.

Entre en una Congregación, de vida activa a los 18 años, pase casi cinco años allí podría decir que fueron los más felices. Pero mi vocación no era estar entre aquellas hermanas. Siempre me sentí llamada a la vida contemplativa. 
El año 1985 por designios del Señor conocí a las monjas en las que permanecí 26 años de mi vida.

Aquí comienza, mi vida entre luz, y oscuridad.







Entre el 1 de junio de 1986 Solemnidad de la Santísima Trinidad.



- Me dieron la bienvenida con una sonrisa llena de paz.
- TODAS sonríen
- ¿Entonces las primeras comunidades SI existen?
- ¿Era verdad lo del amor fraterno? NO
- ¡Es mi casa! lo creía, pero no era mi casa ni mi familia
- Esto es lo que buscaba, SI
- Aquí hay una comunidad gozosa en el Señor, pues no
- No hay caras largas, no hay hipocresía. ¡Que equivocada!
- Y creen en Jesús de Nazaret sin añadidos, falso
- Dios está en medio de ellas. Eso creía, pero el tiempo me deja claro que no.



 Cuando entras te hablan de la vida ejemplar, abnegada, entregada, estudiosa... de unas pocas monjas  “entregadas al Señor” pero eso no puede ocultar las muchas vidas frustradas buscando una perfección donde no existe, buscando una felicidad engañosa, buscando una satisfacción personal en la propia insatisfacción 
 Tengo que decir que incluso hoy la convivencia interna deja mucho que desear cuando no es fuente de conflictos serios psicológicos, depresiones, neurosis varias... lesbianismo, alcoholismo y un largo etc de problemas en las monjas.

Como digo, mi andadura de monja contemplativa comienza el 1 de junio de 1986. 



Los primeros años fueron felices, estudiando la Orden . Todo parecía perfecto. Pero la realidad poco a poco va cambiando. 


Comencé siendo una buena monja y termine siendo una piltrafa de monja.

Por qué llegue a ser una piltrafa?. Mi mala vida comenzó cuando por una mala suerte fui de sustituta en una asamblea, en la cual se renovaba la dirección de las monjas a nivel Federal. Digo por desgracia ya que me toco dos de esos cargos. no fuí elegida  por ser conocida, ni por ser una persona de mucho valer. me sacarón por quitar del medio a una buena monja, con sus defectos pero una mujer con la cabeza sobre los hombros. Fue por una revancha contra está hermana.
Por aquel entonces comencé una relación sexual con una monja. Una relación intermitente que duro años y lo que comenzó como algo bonito se torno en la mayor amargura de mi vida. Mi conciencia me paso una mala jugada. Aquello estaba mal, era pecado y para acallar la conciencia comencé a beber y ya pueden suponer que mi relación junto con el alcohol, comenzó el verdadero infierno. Aunque no acabo todo con sólo una relación ya que caí por segunda vez con otra hermana, la cual vino a vivir en el mismo convento. Así que fui de mal en peor, del infierno al puro y más duro calvario que se puede pasar en la vida religiosa. 



Cuando caí en el alcohol, y ya era publico comenzó mi calvario de psicólogos, psiquiatras, tratamientos y más tratamientos y ingreso en centro de rehabilitacion y centro de día. Pero la cosa no mejoraba. Durante una temporada si, pero al no cortar el mal de raíz volvía a caer y vuelta al comienzo de la situación y cada día peor. 


Antes de seguir quiero decirles que desde que deje el convento, mi vida cambio radicalmente. Ni una gota de alcohol durante estos tres años, seis meses, y treinta días y tampoco relación sexual con mujer algún




Yo he reconocido mis errores y mala conducta. También que me he sentido querida pero a la vez rechazada. También  me acusaron de cosas que no hice. Una acusación que jamas se me olvidará fue la de un correo electrónico que escribió el capellán del convento a una monja poniéndola a caldo.(tengo que decir la dicha monja es de cuidado y daba bastantes problemas) este señor, por que sacerdote no se le puede llamar ya que en su conciencia pesará la mala jugada que hizo, vino al locutorio con el correo en mano diciendo que de su correo había salido aquel escrito pero que el no había sido. Las miradas se volvieron hacia mi, hasta del mismo obispado. El obispo de aquella diócesis me envió una carta invitándome a dejar el convento. En aquel entonces no deje el convento, ya que yo no había escrito ese dichoso correo, pues  ya que todo lo escrito era lo que el tal cura había hablado y lo plasmo muy bien escrito con sus mismas palabras. Pero tanto la superiora como otra monja le creyeron a el. Se podía decir le adoraban, estos son los falsos pastores, que tienen piel de cordero pero son lobos.





Un vaso se va llenando gota a gota, y eso me paso a mi. Los efectos del alcohol minaban mi vida mi capacidad de orden, de control. mentía, gastaba dinero sin permiso, pero cuando salí no me lleve ni un céntimo, una cosa de las cuales dicen por ahí y es falso. Todo ello poco a poco junto con las acusaciones de lo que no había echo, y la muerte de una hermana que yo quería muchísimo y era mi apoyo además de ser una de las dos más sensatas que había en ese convento. colmo al final el vaso y un día 30 de mayo en un ataque de ansiedad bebí y el vaso se rompió así que en un arrebato hice mi maleta y me fui para siempre de aquel infierno en el que estaba viviendo yo y las monjas por mi culpa.




Yo vivía en una comunidad donde había de todo. hermanas buenas, hermanas medias. Pero entro por desgracia una que ya había estado en otro instituto, no daré explicaciones por que no quiero poner nombres de personas que aunque me hicieron daño y yo las hice a ellas, aun siguen como si fueran unas perfectas monjas.





"A los Superiores eclesiásticos y a las superioras les conviene tener borriquillas más que personas, ovejas de un rebaño sin concederles lo mínimo de libertad interior, porque hasta en cuestión de confesores se meten, también como sucedía hace cincuenta años.


Lo que quieren los obispos con relación a los conventos y a todo el ambiente clerical es tranquilidad para poder gobernar sin traumas personales.
¿Qué ocurre en los conventos de clausura? No quiero generalizar pero abunda algo de lo que ahora expreso: las superioras-prioras-abadesas, o sea las que mandan, infantilizan, o pretenden infantilizar a las monjas. Y da la impresión de que no se enteran de que son personas mayores de edad, que necesitamos su propio terreno íntimo. Quieren las superioras saberlo todo, todo, todo: tienen miedo a las cartas que escriben y reciben las religiosas, al internet, al teléfono… Da la impresión de que están tratando con niñitas de colegio.
 Ciertamente es un abuso de autoridad continuo. Y para que no pase nada la religiosa experimentada ya de guardar silencio total; callar, obedecer; la misma vida un día y otro, sin iniciativas por parte de nadie, como no sea alguna favorita de la superiora. Todas estas cosas, por supuesto y lo repito, no deben interpretarse como una generalización. Hay muchísimos conventos que funcionan de maravilla. Pero se dan con frecuencia estos casos. Por eso los 
denuncio. (del Blogger conoceréis la verdad)"

En mis 30 años de vida religiosa tengo que dar la razón sobre está critica aunque yo tengo que decir que estaba entre las favoritas. Quizás por eso mi libertad se volvió en desastre. 


La Noche anterior que marche fue una noche horrible. Todas me incriminaban mi mala conducta y lo acepto, pero llamaron a una dra. que llego hasta insultarme llamándome de todo y por si no fuera poco también a la policía local, yo había bebido pero no estaba tonta de ver las miradas y cuchicheos de si tenían que entrar o no. Al final se fueron. yo no les vi dentro pero si por el torno. Ya que en el arrebato me encare con la monja con la cual yo no me llevaba nada bien y una seglar que siempre estaba metida y esta en todos los meollos del convento. esa seglar y la monja que se tenía que haber ido, andaban siempre muy liadas y juntas. No juzgo pero tampoco pienso bien. Estás dos se marcharon a uno de los pisos que el convento tiene. no las volvía a ver. De todo esto se me quedo una frase de la superiora. No le importaba que yo ya me fuera sólo dijo "pobres donde estarán por tu culpa están ahí fuera" 
Reconozco que fue horrible. Ahora si lo pienso, fue una mala manera de salirme pero a pesar de comenzar un nuevo caminar muy negro y con una mala reputación fue lo más acertado que pude hacer por el bien de todas.





Recuerdo las palabras de un sacerdote que conocía bien a está monja que si no dominaba ella se marcharía, casi lo hace. Pero si no, se quedaría dueña y señora del convento y no es vidente pero se cumplió todo cuando dijo. 


Decía Voltaire que "los frailes entran sin conocerse, viven sin amarse y mueren sin llorarse". Algo parecido pasa en los conventos de monjas. Aunque tengo que decir que no todo es cierto, ya que si se llora algunas hermanas que mueren, pues ellas te han querido y tu a ellas,  son pocos casos ya en algunos casos no se llora la muerte ni la salida de una hermana, pues en el fondo, no hemos querido, ni nos han querido al menos a las que hemos dejado el convento y no hablo por mi sola.



Un día, cara a cara me tengo que encontrar con ellas al acabo de tres años, con las que supuestamente han sido hermanas tuyas durante tantos años. Si, que las circunstancia no eran buenas en dicho encuentro.  Ni un saludo, ni una sola palabra, sólo una mirada de esas que si se pudiera te matan, lo sentí ya que ni tan siquiera nos miramos.
Por ello me suelo preguntar? ¿Predican una cosa y viven otra?. Pues si, ¿hablan de amor, perdón, amor al prójimo y luego todo es falso? Si

Es triste, te marchas y te das cuenta de que sirve tu entrega si no amamos. Y es que en el convento del cual me fui, hacia muchos años otra hermana  también se marcho después de muchos años en el convento y por desgracia paso lo mismo. Ni preocuparse por ella, nada de nada. Quien fue aquí culpable, pues la que se marcho es de suponer.

Yo, se lo mucho que hice sufrir a la comunidad por mi problema con el alcohol, de lo cual estoy muy arrepentida y lo siento desde lo más hondo del corazón, no merecían haber sufrido todo lo que hice sufrir. Aunque algo bueno haría, digo yo.

 Ahora que se acerca la fecha de mi cuarto aniversario de mi salida el 1 de junio, doy gracias a Dios, que aunque mi vocación sigue siendo la misma, me doy cuanta de el bien que hice. Primero para no hacer sufrir más a nadie y segundo por que desde que deje el convento y esto van como digo cuatro años no he vuelto a recaer en tomar una gota de alcohol. Cuantas gracias tengo que dar a Dios por ello. 




Ahora supongo que todo les irá de mil maravillas, estarán felices y contenta, la que hacía sufrir se fue. (el problema como decían) Y me alegro inmensamente que todo les vaya bien. "Yo lo supongo que así será"?, pues no he tenido ya contacto con ellas desde dos años largos. Lo importante es eso alegarse de que sean felices, y el convento vaya bien. 



 He roto con mi pasado. Me puse delante del Señor y tome la decisión, de cambiar mi vida y de permitirme ya vivir mi vida de entrega al Dios, en medio del mundo, trabajo, oración y ayudar. Sobre todo no volver a cometer los mismos errores del pasado. 
Tengo mi familia que es mi apoyo, mis amigos y amigas. 

Al principio fue muy duro, aunque tengo que dar gracias por la personas que me ayudaron a superar todo sabiendo todo de mi, y todo lo que aún se estaba diciendo. Pero el tiempo borra paso a paso todo lo malo y sólo te deja los momentos buenos. 










Lo único importante en está vida es, saber perdonarme a mi misma, lo cual cuesta unos años. Y perdonarme por haber hecho sufrir a tantas personas. 






Sigo en confesiones de una ex monja II

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